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Barcelona. Paseo de Gracia |
Carta
a un amigo catalán
Querido
Josep:
Disculpa
la tardanza en responder a tus "matinadas". Hoy he podido sentarme,
por fin, ante el teclado y voy a intentar cumplir con mi promesa de
contestarlas.
Vaya
por delante que me ha sorprendido tu declaración de pertenencia a la ANC. No
das el perfil de independentista, o al menos no lo dabas hace muy poco tiempo.
Pero te veo tan convencido, entusiasmado y tan seguro de que esa opción es la
más conveniente para Cataluña y España, que me siento incapaz de contradecirte
y hasta me resulta violento intentarlo. Por eso, me limitaré a enunciar unas cuantas ideas que
puedan servir de reflexión....por si todavía queda alguien capaz de reflexionar
en un asunto tan pasional como éste. Allá va mi franca opinión sobre el tema.
-
Quien no está a favor de la independencia de Cataluña, no es enemigo de Cataluña.
Al contrario: Yo amo a La Rioja donde nací, a Aragón donde me crié, a Castilla
donde estudié, al País Vasco donde trabajé y vivo, y a Cataluña donde tengo muy
buenos amigos. Sentiría un gran dolor si alguna de estas "naciones"
se separara de España.
-
Por tanto, no es cierto que solo los independentistas amen a Cataluña. Quienes
están en contra de la independencia de Cataluña puede que la amen tanto o más.
Son tan respetables y tiene tanto derecho, o más, de pronunciarse como el que
está a favor de ella y deben ser respetadas sus opiniones y argumentos. Al
menos, de igual modo.
-
Quien desea ser español y catalán -eso de "sentirse" no deja de ser
una expresión con poco fundamento- no es mejor ni peor catalán que el que desea
ser solo catalán. Tampoco mejor ni peor persona, pero sí más persona. Posee
mayor bagaje.
-
La cultura es y debe ser un ente universal. Malo es poner apellidos a los
grandes conceptos, pero todavía es peor idealizar nuestras pequeñas culturas
locales y colocarlas en su lugar: en ese momento nos limitamos. En el pueblo de
mi abuela, un lugar aislado del Somontano de Guara sin luz eléctrica ni agua
corriente y unas comunicaciones muy deficientes en los años 40, tenían
costumbres, tradiciones y hasta habla propias y diferentes. Nadie hubiera
podido convencerles de que todo aquello no fuera lo mejor del mundo. Claro,
conocían muy poco del resto, aun de lo más cercano. Me temo que hoy hay quienes
tampoco lo quieren conocer.
-
Es un absurdo total e inexplicable que existan conflictos entre la lengua
catalana y la española. No tiene sentido. En mi opinión, todas las pugnas,
dificultades e inconvenientes sufridos por ambas han sido ocasionados por su utilización
política interesada, lo que ha dado en provocar impedimentos en el natural y
libre aprendizaje y uso de una y otra. Te voy a proponer una imaginaria situación:
Imagina. por un momento, que un poderoso
mago lograra borrar de la mente de los catalanes la lengua catalana y su
recuerdo. ¿Qué pasaría...? Nada, Su vida se desarrollaría más o menos de igual
manera: por suerte, disponen de otra para trabajar y comunicarse. Bien, ahora
supón que este mago decidiera eliminar de la mente de todos los habitantes de
Cataluña el idioma español. ¿Te imaginas el desastre? Entre las muchas
desgracias, una: No te podrías comunicar con tu amigo Guillermo. Está claro,
uno de ellos es un bien cultural, y el otro idioma un bien útil y necesario.
Ambos deben cuidarse con idéntico esmero, sobre todo, teniendo una misma lengua
madre. el latín, y ser hermanas, por tanto.
-
"No tenemos nada contra los españoles, solo contra el Estado
español".
Extraña afirmación, me parece. Por un lado todas las instituciones catalanas
actuales son parte del Estado español. Por otro, el Estado se sustenta en leyes
consensuadas por la mayoría de los españoles, incluidos los catalanes, para
constituir un Estado de derecho. También los distintos gobiernos que lo dirigen
son elegidos por la mayoría de los españoles. Así pues, no consigo ver cómo se
puede distinguir entre el pueblo español y el Estado español.
-
Es muy cierto que los gobernantes que manejan y han manejado el Estado español
no son una maravilla, pero tampoco los vuestros han demostrado ir mucho más
allá.
-
"El Estado español nos ningunea y agrede". Puede ser, aunque la percepción de la
mayoría de los españoles sea la contraria: que durante los últimos 35 años,
Cataluña ha salido beneficiada por los sucesivos gobiernos centrales, al
necesitar el apoyo de los nacionalistas catalanes para poder gobernar con la
suficiente holgura. En cualquier caso esas pretendidas agresiones no deben ser
demasiado importantes o esenciales y justificadas, cuando no han sido
denunciadas a la Justicia. En un Estado de derecho, y este lo es, existen los
suficientes tribunales como para asegurar una justa reparación de cualquier
agravio.
-
"España nos roba"
¡Vaya por Dios! Supongo que se trata del pago y reparto de los impuestos sobre
los contribuyentes catalanes. No conozco los términos de las reglas que rigen
estos asuntos, aunque estoy seguro que habrá instancias que moderen y resuelvan
cualquier desavenencia. Pero sí, como sospecho, se trata de que todos los
impuestos queden en Cataluña -de allí el alto interés de algunos por la
independencia- tendré que decir que nos hallamos ante un triste ejercicio de
insolidaridad, además de un mal negocio. En efecto, es bien sabido que las
regiones más prósperas y adelantadas necesitan contribuir a la elevación
económica de las de menor nivel económico, a fin de incrementar la capacidad
adquisitiva de estas y asegurar así el propio predominio en su correspondiente
cota de generación y comercialización de sus productos.
-
"Nadie en España nos quiere, por tanto, separémonos de ella". No es
cierto, somos muchos los que queremos a Cataluña y sentiríamos un gran
dolor si se apartara. Pero si esa fuese la percepción de los catalanes,
deberían reflexionar y preguntarse, como cualquier persona en sus mismas
circunstancias: ¿No es extraño que nadie nos quiera? ¿No será que nosotros
también hemos hecho alguna cosa mal? Tal vez así pudiéramos hallar un punto de
encuentro.
-
"Es indignante que el ministro de Educación quiera españolizarnos" No tengo ni idea qué quiso decir el Sr.
Ministro, pero para mí, españolizar Cataluña sería: Resaltar antes o mejor
aquello que nos une y no lo que nos separa. Dejar de traer al presente los
agravios de unos y otros producidos en otros tiempos por personas o
instituciones. Educar a los niños y jóvenes en normas de convivencia con el
resto de los españoles, en lugar de propagar el odio hacia España -"puta
España", oigo gritar en sus mítines-. Impulsar el aprecio entre los
ciudadanos catalanes hacia aquellas regiones españolas -casi todas- que han
contribuido con sus hombres -esos charnegos-
al engrandecimiento de Cataluña, en vez de despreciarlas -"siento asco
de ser español" he oído decir a uno de los dirigentes de la ANC. Promover
el agradecimiento a esas personas, en lugar de ignorarlas o, peor aún,
discriminarlas. Propagar una cierta gratitud a tantas regiones de España que
han acogido, con auténtico aprecio y sin reserva alguna, a cuantos catalanes
han recalado en sus tierras. La pena es que nadie, tanto en Cataluña como en el
resto de España, ha tomado la responsabilidad, ni la hombría de bien, de
hacerlo.
-
El proceso de autodeterminación.
En fin, opino que para entendernos debemos a empezar por llamar a las cosas por
su nombre. Como es sabido, la ONU apoya los procesos de autodeterminación en
los casos de países sometidos a otros por vía traumática; en los casos de
diferencias esenciales de religión, raza y cultura; en aquellos en los que se
producen persecuciones por los anteriores conceptos; en los que existe un
predominio político que impide la participación de las minorías en los asuntos
del Estado; en aquellas regiones sometidas donde no se respetan los derechos
humanos. De la situación política actual de Cataluña, al no darse ninguna de
estas circunstancias, se desprende que nos encontramos en un simple y claro proceso
de secesión, promovido con ningún otro título que la simple voluntad de parte
de sus ciudadanos. Asunto muy peligroso, pues hasta el día de hoy todos los
procesos de secesión se han resuelto a tiros y cañonazos.
-
El derecho a decidir.
Esto sí es bonito: el derecho
democrático a decidir "nuestro" destino, cómo queremos organizar
"nuestra" vida y con quién deseamos compartir "nuestras"
actividades. ¿Hay alguien que pueda oponerse a este derecho fundamental? Claro
que sí. Siempre hay algún aguafiestas, y
este se llama "ámbito de decisión". Y el ámbito de decisión está
regulado por las leyes
democráticamente promulgadas. Te pondré un sencillo ejemplo: En mi casa
hemos votado democráticamente la decisión de no pagar a Hacienda el IRTP
(Impuesto del Rendimiento sobre el Trabajo Personal). Creemos que es una
decisión justa, ya que, si estoy jubilado, no sé por qué he de pagar por
trabajar en ningún sitio. Bien, pues en Hacienda me dirán que mi votación no es
legal y que si quiero dejar de pagar tendré que ir a ver al Ministro y tratar
de convencerlo para que cambie la ley. Mientras tanto, deberé pagar a toca
teja.
-
La voluntad de un pueblo, expresada democráticamente está por encima de las
leyes y las constituciones.
¡Caray! Esto sí es duro. Me pregunto qué autoridad supranacional ha enunciado
este principio y qué hará para hacerlo cumplir. Mucho me temo que este título
está sustentado solamente por la propia voluntad de saltarse unas y otras. La
verdad es que, a poco que se piense en esa tesis, pronto se da uno cuenta que
es una barbaridad. Solo las leyes promulgadas democráticamente son garantes de
una convivencia ordenada y pacífica. Es cierto que pueden existir leyes
inadecuadas e incluso injustas, pero lo democrático no es saltárselas, sino
trabajar democráticamente para tratar de cambiarlas. Mientras, hay que
acatarlas. Sobre todo estas, que fueron consensuadas por todas las fuerzas
políticas, incluidas las catalanas. "Dura
lex, sed lex" decían los romanos que sabían mucho de esto. Otro camino
solo lleva al desconcierto, al tumulto y a la violencia.
-
Aun así, se debe permitir a todo pueblo expresar libremente sus deseos y
aspiraciones.
Mira, esto no me parece mal. Pero estamos hablando de un pueblo en el que, durante
35 años, sus ciudadanos han sido educados desde la cuna en las ideas
nacionalistas. -nadie nace nacionalista- Ideas con las que han sido martilleados
desde todas las instancias posibles: prensa, radio, TV, Internet, además de
todas las instituciones culturales y autonómicas, -estas en claro ejercicio de
deslealtad con el Estado a quien representan- hasta crear una mayoritaria
opinión pública afín a sus tesis independentistas. Bien dijo, hace muy poco, el
ex-honorable Sr. Pujol que había dedicado 30 años a "la construcción de
Cataluña". Claro, después de este intensivo trabajo de constante y
machacón proselitismo, el asunto ahora está maduro, se ha formado la opinión
pública favorable y ya se puede pedir la "libre" expresión de los
ciudadanos. Antes no, solo cuando se está seguro de ganar la votación. Pues
esto no es democracia, por más que se les llene la boca de esta palabra a tus
políticos, solo tahurería. Esto es una comedia y no demasiado buena. Y no es
que esté en contra de que cada cual se busque la vida como mejor sepa o pueda,
lo que me revienta es que me tomen por tonto y crean que me voy a tragar esa
farsa. Estaría de acuerdo, y creo que entonces sí sería una verdadera consulta
democrática, si se permitiera la propagación de las bondades de pertenecer a
España a los ciudadanos catalanes, para "construir la españolidad de
Cataluña" durante otros 35 años,
sin ninguna voz ni intervención de los agentes independentistas. Entonces sí habría
igualdad de oportunidades para ambas tesis y se podría realizar una consulta
verdaderamente justa y democrática. Trata de explicar esta idea en alguna
asamblea de la ANC. A ver qué te dicen.
-
Pero Gran Bretaña ha permitido la consulta a Escocia. Allí nos han dado un
ejemplo de democracia. En
esto tienes razón, aunque hasta donde yo sé, existen algunas notables
diferencias con el caso catalán. En primer lugar, Escocia fue un reino
independiente que Inglaterra hizo suyo por la fuerza de las armas. Esta nación,
que mantiene su estatus de país asociado a los reinos de Gales e Inglaterra
para formar el Estado de Gran Bretaña, apenas cuenta con competencias
autonómicas. Por otro lado, la consulta ha podido ser realizada al disponer de
una ley consensuada. Aquí, la ley que consensuaron los padres -algunos de ellos
catalanes de pro- de la Constitución no contemplaron dicha opción. Para poder
realizarla habría que volver a negociar hasta conseguir un nuevo consenso que
modificara la Constitución y después votar su aprobación. Una acción unilateral
no puede llamarse democrática ni llegar a buen fin,
-
Ahora me pregunto: ¿Es suficiente la propia voluntad para lograr nuestros
deseos y para que los demás los acepten?
Claro, es muy de nuestros días el afirmar: "Querer
es poder". "Podemos" se oye por todo el mundo. Sin embargo, un aforismo más antiguo,
dice: "Una cosa es querer y otra
poder". Y a mí me parece que este es bastante más sabio. En efecto,
quien quiere algo que no puede obtener se introduce en un conflicto que acabará
provocando su infelicidad. Porque ¿no hay nada que considerar en nuestras
decisiones salvo nuestra soberana voluntad?
-
Pero, en serio, de verdad ¿Qué buscan, en realidad, los catalanes con la
independencia? No
deja de ser un enigma para mí. Repaso las competencias políticas de Cataluña y
me digo: ¡pero si ya son independientes! Son dueños de su cultura, su idioma,
sus costumbres, su sanidad, su educación, disponen de todas las instituciones
de un Estado: Justicia, policía, órganos legislativos y de gobierno, diplomacia
y agentes internacionales de comercio propios... Bueno, faltan algunas
cosillas: un ejército -que nadie quiere- , una frontera, un título y poco
más...¡Ah, no! falta algo muy importante. Una Hacienda propia. ¡La pela! ¡Ah, amigo, con la pela hemos topado, Sancho! Esta si es
una buena razón. No me extraña que el Sr. Mas desatara las iras independistas,
al recibir la negación del Gobierno Central a concedérsela. Se trata de que
todo el dinero de Cataluña se quede en Cataluña. No está mal pensado, pero me
parece que estos "cerebros" que han montado este enorme follón han
hecho mal las cuentas.
-
¿Puede haber alguien que crea que una Cataluña independiente en Europa -en el
caso de que pueda ingresar en ella- iba a estar libre de pagar impuestos? Ni
soñarlo. Tendrá que contribuir, no solo para las regiones más desfavorecidas de
España como ahora, sino también las de Portugal, Grecia, Rumanía, Lituania,
Bulgaria y un largo etc.
-
¿Tiene algún sentido despreciar las leyes españolas, teniendo en cuenta que han
tenido y tienen la posibilidad de intervenir en sus elaboraciones, para
someterse a las europeas, en las que será muy difícil que les dejen meter mano?
-
¿Hay alguien con dos dedos de frente que piense que una Cataluña independiente
podría conseguir más influencia política en Europa de la que puede tener y tiene en España?
-
¿Ha pensado algún súper-cerebro catalán el follón financiero que se les viene
encima con una ruptura unilateral con España? ¿Y en la posible pérdida de su
parte proporcional de la bolsa de pensiones? Y entre otros muchos líos más,
debido a la estrecha relación de su economía con la del resto de España, ¿cómo
se las arreglará para refinanciar su enorme déficit? Seguro que no lo han pensado demasiado.
-
¿Es sensato arriesgar el mejor y mayor
cliente -el mercado español- que ahora tiene, así como la actual corriente
favorable de capitales?
-
¿En serio, hay alguien en Cataluña que pueda pensar que una secesión unilateral
se puede lograr de forma amable, sin ningún costo material y humano? No, hasta
el día de hoy.
-
¿Tiene sentido exigir la independencia, contando con el 36% del electorado y el
47% de los votantes, según los resultados de las últimas consultas electorales?
No. Estos datos no dan ni para hablar en nombre de todos los catalanes
-
Pero, sobre todo, si yo fuera catalán me pensaría mucho esto de la independencia
¿Imaginas una Cataluña independiente, sin poder echar la culpa a nadie de sus
problemas y penas? ¡Qué aburrimiento sin poder meterse con Madrid y sus
gobernantes varias veces a lo largo y ancho de cada día! Y no te digo el Barça,
obligado a jugar en la liga catalana o francesa, sin tener la oportunidad de
ganar al Real Madrid de dos a cuatro ocasiones al año. ¡Eso no puede ser vida!
-
En fin, que se diga lo que se diga, a Cataluña le ha ido bien en España durante
estos últimos 35 años. Los viejos, que la hemos visto crecer y progresar, lo
sabemos bien. Han sido años de laborioso crecimiento, en el marco de una aceptable paz social y una razonable cota de prosperidad de sus
ciudadanos, como no se han conocido en varios siglos antes.
-
Conclusión: En
este momento, Cataluña está en vías de abandonar lo seguro y conocido por lo
aventurado e ignoto. ¿Te suena lo de malo conocido por bueno por conocer? Claro,
una Nación que hierve en ansias de libertad y reclama para sí el sagrado
derecho de elegir su destino para constituir un estado que dé acogida al
incesante, inmenso e irrenunciable sentimiento patriótico de todos sus
ciudadanos, no puede pararse a contemplar esas minucias. La Patria está por
encima de todo. ¿De verdad, no te huele esto a literatura barata?
Me
preocupa lo que pasa en Cataluña y me lastima lo que pueda pasar a los
catalanes. Este órdago lanzado al Estado no puede salir bien. El gobierno
central está obligado a cumplir las leyes -nadie le toleraría que las obviara-
y cuenta con poderosos medios para hacerlas cumplir. Por otra parte, las
fuerzas políticas moderadas de Cataluña se han hecho el harakiri con este follón que han montado -follón alimentado con
razones fútiles o inventadas, además de amparase en la dudosa suposición de que
"no se atreverán"- y han puesto en bandeja el poder político en manos
de los extremistas, con todas las consecuencias que tal hecho han de ocasionar.
Y eso sí es mucho peor que pertenecer a España.
En
cuanto a nuestra amistad, mala o muy débil sería si se viera afectada por estos
acontecimientos políticos que, al fin y al cabo, poco o ningún protagonismo nos
depara a la gente de a pié. Será lo que deba suceder, independientemente a
nuestros deseos o conveniencias. Al contrario, si os va bien me alegraré por
todos los amigos que allí tengo y si os fuese mal, aquí nos encontraréis para
acogeros con el mismo afecto de siempre. Sabes bien -tus padres tuvieron la
oportunidad de conocerlo en Valladolid y seguro te hablaron de los castellanos,
como tú también pudiste conocer bien a los aragoneses- que los españoles son
gente noble, amable, franca, desprendida y acogedora...cuando no hay políticos
o iluminados empeñados en envenenar nuestra convivencia. Seguir junto a ellos
me parece que es un gran honor, mientras que lo contrario me temo que pueda
convertirse en un enorme e irremediable error histórico. No tengo la menor
duda.
Me
he alargado mucho más de lo previsto. No era esa mi intención al comenzar. Te
pido disculpas, pero ya sabes que a los escritores, aun los aficionados, les
das una frase y te hacen una novela. Espero que tengas ánimos para leerlo todo,
pero si te fallan no te preocupes: tampoco te perderás demasiado.
Un
fuerte abrazo y recuerdos a Montse
Guillermo.
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