10.-
MI NIETA LEYRE.
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Mi nieta Leyre con su viola |
Nos
hallábamos mi nieto Javi y yo comentando los pormenores de los capítulos 5 y 9,
que él había originado con sus enrevesadas preguntas, cuando se acercó mi nieta
Leyre, 10 años, y me preguntó:
-¿Yayo,
podría yo hacerte alguna pregunta?
-¡Naturalmente,
guapísima, las que tú quieras! -le contesté de inmediato.
-Pues
mira, es esta: ¿Cuándo creó Dios a los dinosaurios? Porque en la Biblia hablan
de Adán y Eva, de los peces, las aves y los animales corrientes, pero de los
dinosaurios ni rastro.
-Bueno,
en cuanto termine lo que estoy haciendo te lo contesto.
Y
así me vi envuelto en un nuevo embrollo, porque ¡a ver cómo le explico yo a una
niña de 10 años, que hasta hace poco creía en los Reyes Magos, los entresijos
imaginativos de un libro como el Génesis!
Imposible
escurrir el bulto, así que pocos días más tarde nos hallábamos ocupados en un
animado diálogo.
-Vamos
a ver -inicio yo la conversación- creo adivinar en tu pregunta que estás
extrañada ante la ausencia de referencias a los dinosaurios en la descripción
que hace la Biblia de la creación del Universo ¿No es así?
-¡Claro!
Se me hace muy raro que no los nombren -contesta sin titubear.
-Me
parece que en el libro del Génesis aparecen en forma implícita. Lee el capítulo
1, versículo 25.
-Sí,
dice: "E hizo Dios animales de la
tierra según su género, y ganado
según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su
especie. Y vio Dios que era bueno".
-¿Ves?
Dice que creó a los animales de la
tierra, y allí estarían incluidos los dinosaurios y el resto de
animales que han existido. Esto sucedió, dicen, en el sexto día.
-Sí,
sí, yayo. Eso ya lo sabía. Pero fíjate que en el quinto día, cuando nombra a la
creación de las aves y de los peces, en el capítulo 1 versículo 21, señala
también a los "grandes monstruos
marinos" Mi pregunta sigue siendo la misma: ¿Por qué no aparecen los "grandes monstruos terrestres", es
decir, los dinosaurios? Se me hace muy raro que no nombren a unos animales tan
importantes.
-Es
cierto, tienes mucha razón y voy a intentar explicártelo:
-Verás.
Los dinosaurios se extinguieron hace unos sesenta y cinco millones de años,
pero los primeros rastros del hombre, los homínidos, aparecen en África y
tienen una antigüedad de solo 4 a 2 millones de años. Esto quiere decir que el
hombre no conoció la existencia de esa especie de animales. La Biblia, lo que
llamamos el Antiguo Testamento, parece que fue escrita mucho más tarde, entre
el II y el I milenio a. C., y su escritor, o escritores, no tenían, ni podían
tener, la menor idea de que hubiera existido esa clase de animales. Sin
embargo, conocían a los "grandes
monstruos marinos" ya que entonces sí había ballenas, cachalotes, orcas,
tiburones y otros grandes animales marinos, todos ellos muy temidos, debido a
la fragilidad de sus pequeñas embarcaciones. ¿Está claro?¿Lo pillas?
-Claro,
claro...no está del todo -me responde-. De acuerdo con que los hombres de
entonces no podían conocer la existencia de los dinosaurios, pero Dios sí y
como los libros de las Sagradas Escrituras fueron inspirados por Él debería
aparecer su creación en ellas.
¡Madre
mía! -exclamo para mí, mientras invoco al Espirito Santo para que me ayude a
salir de este embrollo.
-Vamos
a ver si nos aclaramos. No es lo mismo inspirar que dictar. Los autores de la
Biblia no escribirían la palabra de Dios al dictado, sino aquello que su razón
le fuera a bien entender.
Y
como advirtiera, en la transparente mirada de Leyre, un halo de reparo, e
incluso de reproche, continué:
-No,
no te estoy diciendo nada raro. En realidad Dios no necesita hacer magia para
inspirar al hombre, al haberlo creado como ser racional, es decir, capaz de
pensar y razonar. A través de esa admirable capacidad, y de su buen uso, nos
estará inspirando cada acto o pensamiento positivo y justo que realizamos en
cada momento. Es algo tan sencillo como eso. De esta manera, mediante su razón
y los conocimientos de la época, claro, inspiraría Dios a los escritores del
Antiguo Testamento, al redactarlo.
-¿Quieres
decir que se lo inventaron?
-¡No,
no! Nada de eso. Debió ocurrir que unos hombres muy sabios se dedicaron a
pensar, entre otros muchos asuntos que componen el Libro Sagrado, cómo habría
creado Dios el Mundo y, si bien se mira, lo hicieron muy bien para su época.
Hoy tenemos muchos más conocimientos sobre el Universo y nuestro planeta y,
aunque todavía desconocemos muchas cosas sobre ellos, poseemos un punto de
vista algo más ajustado a la realidad, a pesar de que sigamos muy alejados de
ella. Y ahora solo espero que la explicación te haya servido de algo.
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